¿Es igual la sanidad para todos?

La  principal conclusión de todo esto es que estamos ante un enorme y beneficioso negocio, hay muy pocos negocios- valga la redundancia- en España que muevan casi cien mil millones  de euros al año, y este lo hace cada año.

El sector privado español  siguiendo el modelo norteamericano, ha decidido que la salud también puede ser parte de su negocio, como cualquier otro tipo de empresa y con la excusa de reducir el gasto público por paciente  (algo que hemos visto que es más que relativamente cierto)  ya que los tratamientos y operaciones realmente caras y poco rentables siguen siendo pagadas con el dinero de las arcas públicas del Estado. Es mucho más sencillo maquillar una sanidad con muchas comodidades, habitaciones grandes e individuales, servicios personalizados como indican en el informe IDIS, si no tienen que hacerse cargo de lo que no sale rentable. Imaginemos por un momento que todo el sistema de salud fuese privado; si alguien enfermara y no fuese rentable su cura, ¿creen que aún así nos tratarían? Nosotros sinceramente no.

Entendemos que no todo en esta vida es un negocio, que las personas, y más aún aquellas que están enfermas, no pueden ser tratadas  como a mercancía y especular con su salud. Si no, podemos encontrarnos con una situación como EE.UU. donde un 37% de sus ciudadanos no tienen derechos a sanidad, al ser casi toda perteneciente al régimen privado.

En estos periodos de crisis, donde los beneficios se reducen y los mercados también, los implacables inversores solo quieren ver como se multiplican sus dividendos. Hace unos 15 años cuando se produjo el estallido de las empresas, el Gobierno de Estados Unidos permitió la especulación con la alimentación, ya que los grandes inversores se habían quedado sin mercado. ¿Qué ha ocurrido desde entonces? Que el precio de algo tan básico como la alimentación se ha duplicado, que aquellos que apenas tenían para comer, hayan muerto de hambre.

No podemos usar la salud de la gente como un negocio, por mucha crisis y problemas financieros que atraviese el país o occidente, nosotros mismos vamos a acabar con lo que un día fuimos, el autodenominado Primer Mundo. La calidad de vida de las clases medias europeas y norteamericanas ha caído en picado en los últimos 15 años,  probablemente seamos  la primera generación que vivirá peor que sus padres y todo ellos viene simplemente del egoísmo puro del ser humano que no les importa por encima de quién pasar si él es el primero en llegar.

La sanidad privada es un negocio que el año pasado solo en subcontratos sumó más de 7.000 millones de euros, además de ser un negocio seguro, ya que la gente tiene la manía de ponerse enferma. Si el Estado permite que se especule con la salud del contribuyente, una de las bases del famoso estado de bienestar se vendrá abajo por su propio peso. Es evidente que la gestión pública se podría mejorar, pero más evidente aún que si se subcontrata a una empresa, ésta va a ganar dinero y solo podemos esperar una atención más deficiente, o unos trabajadores peor remunerados. Es precisamente la vocación de estos trabajadores la que sostiene este sistema.  ¿Imaginan a un agente de bolsa al que le recortan el sueldo y sus derechos en la empresa en la que trabaja? ¿Cuánto tiempo tardaría en buscar una opción mejor para él? Probablemente muy poco, cambiaría su negocio pero no sus ingresos. Algo que un médico que probablemente es lo que ha deseado ser desde siempre no haría, ya que en su mayoría están ahí para ayudar no para cobrar a fin de mes.

Respondiendo a la pregunta principal del reportaje, ¿es igual la sanidad para todos? La respuesta es un rotundo NO, ya que la sanidad privada se vende muy bien pero los tratamientos más importantes y caros están pagados con el dinero público en los hospitales públicos.